Moménto a moménto

viernes, 15 de abril de 2011

Tomás (cuento)

Tomás entro en la cueva con su mochila en la espalda.Un experto explorador lleva consigo además de su experiencia todo lo necesario para lo imprevisto y él no era la excepción.Se adentro en las profundidades de aquella caverna sin tener ni la más mínima idea de lo que le esperaba.

Cuatro horas caminando entre rocas bóvedas y estalactitas para gozar de los misterios de esa entraña del planeta le obsequiaron un magnifico regalo de belleza. Frente a sus ojos una cristalina caída de agua alimentaba la mirada del "Ojo de dios" como alguien en algún instante de inspiración había bautizado a aquella impresionante laguna subterránea que ahora de alguna inexplicable manera lo miraba a él.

Decidido a refrescarse se descolgó la mochila y se saco la playera justo en el momento en que un rugido y la sacudida feroz de la tierra lo tumbaron.Supo que estaba atrapado horas después,luego de reponerse del susto y comprobar que lo que había provocado el estruendo, también cubrió de rocas y polvo el camino de regreso a la superficie.

Bebió un trago de la bendita agua del "ojo de dios" que durante treinta y ocho días cumplidos ya,según el reloj de pulsera que le regalo su novia,lo seguía manteniendo con vida en esa inesperada prisión bajo tierra.

La tarde en que volvió a ver la luz del sol.Sus brazos adoloridos y cansados de tanto remover obstáculos de roca se abrieron como queriendo abrazar a la existencia toda.Sin embargo luego de disfrutar la sensación de libertad sus ojos atónitos descubrieron algo insólito. La ciudad, que antes de entrar había contemplado majestuosa en toda su extención desde ahí.Ahora no existía. En su lugar una gigantesca mancha gris despedía vapores y humos.

Sentado, con ambos pies metidos en el "Ojo de dios" Tomás aún no comprendía del todo que había sucedido aquel día para que no solo se cimbrara la tierra de esa manera sino peor aún para desaparecer por completo una ciudad y con ella todo rastro de presencia humana.Quizá en la lluvia extraña de puntos luminosos que caía pertinazmente desde hacía ya un año, podría esconderse una posible pista de el suceso que transformo en un abrir y cerrar de ojos todo aquel entorno que tan bien conocía, en uno paisaje desolado e ignoto.

Las estrellas brillan más cada noche,pensó en voz alta como esperando compartir con palabras el asombro y el placer de su contemplación con alguien o algo que en silencio lo acompañara.En respuesta el viento movió las hojas de los árboles, que como toda la flora y la fauna de los alrededores a una velocidad increíble se estaba regenerando en un espectáculo de evolución que no comprendía pero que lo extasiaba.

"La mañana del dinosaurio",así bautizo aquel primer encuentro con especies que solo conocía por películas,libros y esqueletos ensamblados de fósiles y pasta. Estaba cortando las frutas de uno de los exóticos árboles del nuevo hábitat cuando a sus espaldas sintió algo suave y húmedo que lo olfateaba.Volteo espontáneamente y de frente, mirándolo con curiosidad un brontosaurio. Luego del terrible susto que lo hizo correr a su gruta y permanecer oculto y temeroso el resto del día y toda la noche.Al siguiente amanecer con cautela decidido salió de su refugio con animosa curiosidad en busca de aquel u otro animal y quizá ¿por qué no?, uno de su propia especie que confirmara lo que en teoría podría estar sucediendo.

Seis meses explorando los alrededores lo confirmaban.El brontosaurio no era el único ejemplar de una era aparentemente lejana que caminaba por los alrededores y la total ausencia de rastros de humanidad resultaba evidente

Así como de la nada, en semanas, las flores los insectos y las aves aparecían y se transformaban de especies desconocidas para él a otras mucho más familiares.La repentina aparición de esos gigantes extintos millones de años atrás.Solo podía entenderse producto de un ciclo acelerado de evolución que al parecer se inicio con aquella fuerza que sacudió la montaña dejándolo atrapado hacía ya más de un año.

La luz del sol teñía de purpuras y anaranjados el horizonte.Tomás volvía de su diario recorrido en busca de frutas y otros alimentos a la comodidad del interior de la cueva que con imaginación y paciencia adaptara para ser su hogar.Al llegar a la entrada algo lo detuvo.un animal peludo jadeante y sucio descansaba echado obstruyendo el paso.Un perro...


Perro,así decidió llamarlo,se entretenía mordisqueando un trozo de madera mientras Tomás lo miraba reflexivo.Dos años por cumplirse habían regenerado la naturaleza del lugar al punto en que todo el entorno,flora y fauna eran como el las recordaba.Incluso los dinosaurios aparecieron y desaparecieron como en una cinta de vídeo puesta en forward.Por lo tanto si el perro había evolucionado hasta ser como un perro cualquiera de los de hoy....bueno de los de antes.la especie humana ya, tendría como todo lo demás que estar en el punto evolutivo en el que se encontraba en el momento que dio inicio esta inédita situación,pensó esperanzado.Alguien como él seguro andaría por ahí, caminando, en esta nueva tierra.

Muy temprano se despidió de su cueva, de cada uno de los árboles que lo acompañaron y alimentaron. Tan solo con su mochila y su inseparable "perro" camino con dirección desconocida seguro de que en algún momento se toparía con otros iguales a él.

De la meseta central a la rivera del deslumbrante Caribe.Un traslado de contrastes en el paisaje, largo y medianamente accidentado.Con un millar de asombros y enseñanzas lo tenían ahí,tumbado en la arena,contemplando el vaivén de las olas con perro tranquilo a su lado y una calma en todo lo que lo rodeaba que abrazaba su alma su mente su cuerpo integrando todo.Interior exterior.

Tomás suspiró con el pensamiento que irrumpió su contemplación."Que broma sabia de la naturaleza.Luego de la destrucción regenero toda forma de vida en el planeta excepto al hombre.Dejando solo a uno para que fuera testigo de su propia extinción o quizá para dejar que comprobara lo prescindible o accidental de nuestra razón de estar".

Ahora comprendía que lo que él había aprendido de esta singular experiencia, era que el misterio no tenía respuestas ni objetivos humanos...así que infinitas posibilidades del por que,del cómo y el para qué....eran la única respuesta contundente que se dio. Luego mirando el mar envuelto en el crepusculo, sentado acariciando a perro con amor, se relajo y en silencio, la totalidad lo abrazo

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