De todos mis viajes, del único que conservo un mapa detallado y una bitácora si
bien no del día a día, si con notas y escritos que hacen constar a mi memoria y
a quien desee leerla es de mi paso por el infierno.
He tenido la fortuna de
vacacionar en muy disímbolos paraísos,cuya única coincidencia es la belleza.
También mis travesías me han llevado casi de pisa y corre por ciudades pueblos y
lugares de sabor color y alma tan propios que es imposible olvidar.Sin
embargo en el infierno el turismo es otra cosa.
Como cualquier otra
experiencia, el averno no es algo que se pueda comprender de segunda mano.Es
estando ahí y solo ahí dónde uno puede saber de cierto qué es mito y qué
realidad de este impredecible y legendario lugar. En lo personal conservo
recuerdos contrastantes. Lo mismo paisajes de horror que encuentros cargados de
asombro aprendizaje e indescriptible paz .En charlas he escuchado decir a otros
que han estado por ahí, puntos de vista con las que no coincido y otros muy
similares a los mios.Sin embargo me llama la atención que ninguno,por lo menos
hasta el día de hoy,hable de los extraordinarios (textual) oasis y paraísos que
posee el infierno,sin contar claro las lúdicas y pecaminosas zonas de atracción
turística de las que sí continuamente se habla. Pero de las otras,no. La razón
podría ser lo complicado y duro que resulta acceder a ellas ó más probable
quizá sea el hecho indiscutible de que la primera impresión al entrar de lleno
al corazón del infierno es de angustia y terror.Sensación que provoca, cosa
bastante comprensible, la huida inmediata de la gran mayoría de los viajeros.En
fin,lo único de lo que yo puedo hablar es de aquello que me consta por que lo he
vivido visto ó experimentado y en lo que respecta a mí travesía y estancia en el
infierno lo más exacto y justo que puedo decir de él es que es lo más parecido
al paraíso.