Moménto a moménto

jueves, 3 de enero de 2013

turista del infinito

De todos mis viajes, del único que conservo un mapa detallado y una bitácora si bien no del día a día, si con notas y escritos que hacen constar a mi memoria y a quien desee leerla es de mi paso por el infierno.
He tenido la fortuna de vacacionar en muy disímbolos paraísos,cuya única coincidencia es la belleza. También mis travesías me han llevado casi de pisa y corre por ciudades pueblos y lugares de sabor color y alma tan propios que es imposible olvidar.Sin embargo en el infierno el turismo es otra cosa.
Como cualquier otra experiencia, el averno no es algo que se pueda comprender de segunda mano.Es estando ahí y solo ahí dónde uno puede saber de cierto qué es mito y qué realidad de este impredecible y legendario lugar. En lo personal conservo recuerdos contrastantes. Lo mismo paisajes de horror que encuentros cargados de asombro aprendizaje e indescriptible paz .En charlas he escuchado decir a otros que han estado por ahí, puntos de vista con las que no coincido y otros muy similares a los mios.Sin embargo me llama la atención que ninguno,por lo menos hasta el día de hoy,hable de los extraordinarios (textual) oasis y paraísos que posee el infierno,sin contar claro las lúdicas y pecaminosas zonas de atracción turística de las que sí continuamente se habla. Pero de las otras,no. La razón podría ser lo complicado y duro que resulta acceder a ellas ó más probable quizá sea el hecho indiscutible de que la primera impresión al entrar de lleno al corazón del infierno es de angustia y terror.Sensación que provoca, cosa bastante comprensible, la huida inmediata de la gran mayoría de los viajeros.En fin,lo único de lo que yo puedo hablar es de aquello que me consta por que lo he vivido visto ó experimentado y en lo que respecta a mí travesía y estancia en el infierno lo más exacto y justo que puedo decir de él es que es lo más parecido al paraíso.

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